La Iguana Muerta Y Otras Historias Que No Pude Contarte

La primera lectura que hice de La iguana muerta y otras historias que no pude contarte, me apretó el corazón. No quiero sonar exagerada, pero así fue. Recordé cada una de las etapas que viví años atrás, después de una ruptura amorosa. Y si hay algo que conecte al lector con un texto, es encontrar su historia en el papel. Esto sucedió conmigo. En las siguientes lecturas, descubrí la belleza que hay en cada una de las setenta narraciones breves que recoge esta compilación. Imaginé el proceso de escritura de la autora: arranca de una emoción (posiblemente el dolor) o de una imagen, o un recuerdo. Luego, con su libreta en mano o frente al computador, trabaja esa idea primaria: Llora. Escribe. Descarta. Pule. Guarda hasta que finalmente se libera de esa sensación abrumadora que queda cuando la persona amada se aleja. Ahora lo importante es la escritura, la creación.